Economía Social y Cooperativismo.
LAS FERIAS DE CECOSESOLA
CUMPLEN 30 AÑOS.
Prof. Oscar Bastidas-Delgado (UCV).
@oscarbastidas25
Con el lema “Construyendo aquí y ahora el mundo que queremos”, desde 1983, semana tras semana, las Ferias de Consumo Familiar de la Central Cooperativa de Servicios Sociales Lara (Cecosesola), también llamadas Ferias de Lara, mediante un autogestionario sistema conducido por 550 trabajadores – asociados, reciben víveres y un promedio de 500 toneladas de hortalizas frescas para venderlas totalmente de viernes a domingo, a 60.000 familias de la ciudad de Barquisimeto con un diferencial menor con respecto al precio del mercado de un 15 % en víveres y un 50 % en hortalizas.
Para este año, el del 30 aniversario de las ferias, los cómpas, vocablo utilizado en la cultura cooperativa venezolana como sinónimo de compañero o compañera, aspiran vender un total de 1.800.000.000 bolívares, 285.714.286,00 US$ al cambio oficial, con obvios impactos en sus proveedores al ofrecerles un mercado seguro, en sus trabajadores - asociados al auto-concederse ellos una probada estabilidad laboral con anticipos societarios superiores al promedio de los salarios de la ciudad; y en la ciudadanía con cambios en los hábitos alimenticios y el ahorro colectivo gracias a los descuentos señalados.
Son siete ferias en total, tres grandes: Centro, Este y Ruiz Pineda, y cuatro pequeñas de organizaciones de base que se surten de las grandes con un trato especial para llevar productos a barrios específicos; ellas articulan mediante un circuito integrado basado en la confianza y la solidaridad a más de 350 pequeños productores agrícolas organizados cooperativamente y a pequeñas plantas procesadoras de alimento y otras organizaciones, con 60.000 familias de consumidores individuales y organizados que compran en las ferias con beneficios para todos.
El objetivo inicial de las ferias fue: “..generar un fuerte proceso de organización de consumidores, desarrollando un mercado amplio que facilitara una organización creciente alrededor de la producción agrícola e industrial a nivel popular.” Pero también se trataba de desarrollar espacios en los cuales desarrollar proyectos de vida participativos, que escaparan a la burocratización habitual de la mayoría de las organizaciones políticas y sociales”.
Ellas se iniciaron para obtener ingresos que permitiesen recuperar una centena de autobuses del Servicio Cooperativo de Transporte (SCT) de la central, recuperados judicialmente pero todos en pésimo estado luego de que el gobernador regional los decomisase para cerrar el servicio y conceder las rutas a sectores privados de su interés. La central no estaba sola, era una de las Centrales Cooperativas Regionales (CCR´s) del movimiento cooperativo nacional que confluía en la Central Cooperativa Nacional de Venezuela (Ceconave), todas ellas con una actividad central: el Servicio Funerario.
Sus proveedores son productores primarios como cooperativas, microempresas y otras organizaciones de capital así como gubernamentales o y mixtas, destacando las Unidades de Producción Comunitarias (UPC) que son 10 pequeñas unidades de producción comunitaria que canalizan la mayor parte de su producción a través de las ferias en productos tales como pasta integral, granola, carne de soya y afrecho de la Cooperativa 8 de Marzo; dulces y salsas caseras de la Asociación Civil Moncar; catalinas, cachitos, acemitas y brotes de frijol de la Asociación Civil La Campesina: jabones, champú, cremas artesanales y mentol a base de hierbas de la Cooperativa Avivir; entre otras.
Los actores centrales son los 550 trabajadores – asociados, junto con Pescacoop, cooperativa de base vendedora de pescados, y un grupo familiar vendedor de charcutería. Los consumidores por su parte se dividen en dos, los individuales y por el otro las cooperativas, grupos de consumidores organizados y bodegas para un total de una centena de asociaciones civiles y comunidades. Este trío de sectores constituyó un sistema abierto y flexible de grupos autónomos que conscientemente construyen unidad en torno a valores y consensos.
El modus operandi inicial de las ferias era muy similar al de otras que utilizaban como característica visible el vender el kilo combinado de hortalizas por un solo precio denominado ponderado que considera la demanda relativa, el precio según la temporada, y las distorsiones por escasez o abundancia de los productos. El método de cálculo es sencillo e ingenioso, iguala los precios de productos caros y baratos bajo el supuesto de que todas las hortalizas serán vendidas el fin de semana.
En su trayectoria han enfrentado fuertes presiones de cadenas comerciales. Hoy esta experiencia posee niveles de integración humana, de trabajo autogestionario, y de vida y calidad en el trabajo, muy por encima del promedio local; son reconocidas nacional e internacionalmente, visitadas por cooperativistas y personeros gubernamentales y de sectores privados de variados países, y mencionadas en foros internacionales por estudiosos de las salidas a la pobreza como el Dr. Bernardo Kliksberg.
Si se utilizase una cadena de valor para precisar los factores de éxitos de las ferias, pudiesen observarse varios eslabones como tales; desde nuestra perspectiva, su éxito radica en la integración humana establecida por los trabajadores – asociados con proveedores y compradores en una particular manera de relacionarse de tú a tú y de gestionar operaciones horizontales, con base en el respeto a la palabra empeñada, y a una clara Responsabilidad Social Cooperativa (RSCoop) hacia sus asociados – trabajadores, la sociedad circundante, y el ambiente, gracias a la autogestión desarrollada.
¡Felicitaciones a los cómpas de las Ferias y a sus proveedores y allegados!; merecen un fuerte abrazo colectivo, extensivo a toda la comunidad larense.