El método de rellenar un formulario, un “modelo de estatuto” , sin un proceso previo de reflexión, podría ocasionar que ese instrumento fuese algo lejano a los asociados, con el que no estarían identificados y posiblemente contradictorio con los procesos organizativos que deseen los cooperativistas y con el acuerdo cooperativo real e inicial de los asociados, que es el que debe inspirar la redacción del estatuto. Es decir, queremos algo y podríamos tener un estatuto contrario o distinto a lo que queremos.
El estatuto de una cooperativa debe ser el resultado del proceso de análisis que haga cada grupo de asociados en armonía con la Ley, sobre lo que quieren ser y hacer, partiendo de su experiencia, cultura y procesos desarrollados.
GUÍA PARA ELABORAR ESTATUTOS DE COOPERATIVAS